viernes, 10 de febrero de 2012

Reflexiones nocturnas

Hay noches en la que no puedo conciliar el sueño y pienso, pienso en por qué cando todo está bien, tiene que pasar algo y estropearlo, pienso en por qué todo es tan difícil y al mismo tiempo tan sencillo, pienso en cuánto parece un milímetro a los ojos enamorados, una gran llanura de desesperación, de falta, el anhelo eterno de sus caricias... Pienso en el brillo de unos ojos al llorar y en la tristeza de unos labios esperando una respuesta, un instante realmente efímero, que parecen siglos, siglos de dolor y dudas.
Pienso y escribo, dibujo y siento, miro el techo oscuro e imagino, su piel, su rostro, labios, esa sonrisa con la que me saluda, esa mirada con la que me desea. Y todo desaparece y sueño, y todo es real, felicidad, él está a mi lado, me abraza, me besa, acaricia, me susurra “te quiero, pero sabes que esto es un sueño, ¿verdad?” Y todo se derrumba, oscuridad, dolor, lágrimas brotando a borbotones, la rabia se apodera de tu mente y rompe el sueño, y buscas, buscas a esa persona por una nada en la que solo estás tú.
Te despiertas entre sudor, lágrimas y la luz entrando por las rendijas de la persiana, respiras, te calmas y lees tus reflexiones nocturnas y sientes compasión por esas ideas, te odias por pensar eso, vuelves a tumbarte y... oscuridad.

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