sábado, 2 de junio de 2012

Caos

Las palabras se arremolinaban en mi cabeza, precisas, listas para ser dichas, pero ni un suspiro se escapaba de entre mis labios. El caos reinaba, la paz se había extinguido, estaba inmóvil, con la cabeza gacha, mientras esas palabras iban y venían, se formaba aquella frase exacta, perfecta, pero que no era capaz de expresar. Él me observaba con los ojos llorosos, fijos en mi, esperando algo que no era capaz de darle, apartó la vista, se dio media vuelta y se fue. Cuando estaba a unos pasos largos de distancia, las palabras tan caóticas, se unieron en un conjunto armónico y salieron disparadas cual balas de mis labios: “Te amo” 

 Final a) Paró en seco, dudó unos segundos, con las lágrimas saliendo a borbotones de sus ojos, se giró hacia mí y corrió a abrazarme. 

Final b) Pero ahora ya era demasiado tarde, él no me escuchaba, mis rodillas cedieron, me desplomé, las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Le había perdido.

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