domingo, 30 de agosto de 2009

1) historia corta con final abierto

Erase una vez... Y colorín colorado se dejaron la puerta abierta.

Motel "El Gato Negro"


La noche cernía sobre el mundo, y la niebla ocultaba la carretera. Conducía lentamente el coche. Decidí parar en un restaurante a descansar y comer algo, pero en esta sombría carretera no había ni uno. Divisé un cartel luminoso, no sabía qué ponía, me acercaba lentamente a él, aparqué en un lateral del asfalto y miré de nuevo al cartel “Motel: El gato negro”. Una alegría momentánea invadió mi ser, cuando la agonía volvió y una ráfaga de viento helado me recordó que estaba sola en medio de una carretera fantasma, sin un solo alma. Cogí mi gabardina del asiento trasero del coche y entré en el motel. La recepción estaba llena de antiguos muebles, telarañas y polvo, tenía olor a cerrado. Había una anciana señora tejiendo en el mostrador, con un gato tumbado al lado. Empecé a caminar en su dirección, la habitación se hacía cada vez más grande era incapaz de llegar al mostrador. El miedo se apoderó de mí y decidí pararme. La estancia recobró su tamaño, pero la puerta estaba algo más lejos de mí que al principio. Intenté pensar con racionalidad, era imposible que la habitación creciera, entonces volví a caminar. Otra vez la recepción cambió de tamaño, pero esta vez me di cuenta de que lo que tejía la señora llegaba casi hasta donde yo me encontraba, lo agarré con fuerza y me paré. Todo volvió a su tamaño normal, y yo me encontraba justo enfrente del mostrador. La anciana sonrió y el gato se despertó.

-Bravo jovencita. ¿Puedo ayudarla?-

-Quería una habitación para esta noche.-

-La primera de la izquierda por aquel pasillo.-

Dormí perfectamente toda la noche. Cuando amaneció salí de allí lo antes posible sin ningún percance. Volví a la carretera en busca de nuevas aventuras. Había un secreto oculto en aquel motel, una anciana que teje, un gato durmiendo, una habitación que crece... Algún día volveré, mientras tanto conduciré entre la niebla hasta llegar al final de la vida, por la carretera del infierno, con la luna de guía.