martes, 8 de septiembre de 2009

Encrucijada


Tum, tum, tum...

-Próxima parada, Pandora

Empecé a recoger mi equipaje, la gente se levantaba con bastante antelación.
-Ahora frena de golpe y caen todos.- murmuré entre risitas, una señora me miro con desprecio.
Yo esperaba sentada tranquilamente hasta que el tren aminorase la marcha. Se detuvo casi al completo y fue cuando empecé a levantarme y acercarme a la salida. Bajé tranquilamente al anden, di un par de pasos y esperé observando a cada persona, una de ellas se dirigía a la cafetería de la estación, otra se fue directamente a coger un taxi al igual que dos más, y una última se iba andando a quién sabe dónde.
Diez o veinte minutos después de haber bajado del tren, un chaval de más o menos mi edad entra en la estación, estaba buscando a alguien. Tenía el pelo de un tono cobrizo oscuro, no demasiado corto, su flequillo tapaba parte de sus ojos verdes, su piel estaba bronceada, seguramente irá mucho a la playa, dicen que en Pandora hace buen tiempo siempre. Llevaba una camiseta azul y vaqueros oscuros. Fijo la vista en mí y ando indeciso en mi dirección, dejé la mochila en el suelo y le miré desafiante, paró unos segundos, agitó la cabeza y siguió andando. Llegó ante mí, me miró de arriba a bajo.

-¿Qué quieres?- Dije fríamente.
-¿Eres Melisa no?
-Si.
-Te están esperando...
-¿Quién? ¿Dónde?
-Sígueme.

Me llevo hasta un coche negro con cristales tintados, me abrió la puerta trasera para que pasara dentro. Antes de entrar comprobé que no hubiera nadie en el interior. una vez dentro deje la mochila a un lado, la abrí y saque una pistola de dentro rápidamente y cerré. Él se sentó en el sitio del conductor, encendió el motor y la radio, metió un CD "reading", música relajada, perfecto. Al cabo de 15 minutos llegamos a un viejo edificio.
Antes de salir del coche comprobé que tuviese mi pistola en su sitio, el tobillo. No me fiaba nada de este chico.
Me abrió la puerta del coche, y me siguió de cerca hasta la puerta de la casa. Se acercó a la entrada y dio 5 golpes a la puerta que se abrió con un escalofriante chirrido.

-Entremos.- me dijo.

Vacilé antes de empezar a caminar, pero al final me decidí a hacerlo. Entré en el edificio observándolo todo detenidamente, di un par de pasos al frente y de repente unos brazos aferraron mi cuerpo y taparon mi boca.

-Al fin te tenemos Eme, cuanto nos ha costado encontrarte, no deberías fugarte así, si estás con nosotros será por algo, ¿no?

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