Pequeña bufona del Diablo,
danzas sin cesar chiscando los dedos, hipnotizando mi alma y acongojando mi
corazón.
Ennegreces el suelo que
pisas, con una sonrisa dibujada en el rostro y esos brillantes ojos que enmudecen
mi alma.
Haciéndome soñar con verte
una vez más, con recurrir a ti para calentar mi mundano cuerpo.
Quiero saciar el anhelo de
contemplarte, ver mover tu colorido cuerpo; cada aparición es de distinto
matiz: rojo, naranja, amarillo, azul, verde… Cambias continuamente, pero te
reconozco.
Iluminas mi rostro con tu
burlesco baile. Me fascinas, tan pequeña y juguetona, tan alegre y animada, tan
dañina y tan necesaria…
Dulce y rebelde llama huída
del infierno, donde el fuego reina, permítame dejar de sucumbir al deseo por
poseerla, por verla danzar una vez más, por rodearme por su calidez.
¡Qué alguien apague la
llama que alimenta mi dolor!
No hay comentarios:
Publicar un comentario